Antes de comenzar a abordar el diseño y desarrollo de cursos online, veamos dos principios claves que debemos repetirnos una y otra vez.
Centrado en el participante
Imagínate que te han pedido que formes a tus sobre impuestos relacionados con las operaciones hipotecarias. Tu misión es formarlos sobre el cálculo de impuestos relacionados con la compraventa de inmuebles. Con honestidad, escoge, de los dos escenarios que se te presentan a continuación, aquel que se acerque más a la manera en que actuarías.
a) Recopilas material sobre impuesto en operaciones de compraventa. Examinas la documentación y seleccionas los conceptos y los términos clave. Creas un esquema de los contenidos en una secuencia lógica de manera que cubras todos los aspectos fundamentales. Adjuntas información y ejercicios que clarifiquen qué es el impuesto sobre operaciones de compraventa y qué legislación hay que tener en cuenta. Verificas que los contenidos están actualizados.
b) Recopilas información sobre lo que deben saber tus compañeros sobre el impuesto en operaciones de compraventa de cara a las próximas firmas. Recoges información sobre los conocimientos y la experiencia previa que tienen los participantes sobre impuestos. Investigas los problemas que podrían tener los participantes y los posibles errores que se podrían cometer. Creas escenarios realistas y herramientas que ayuden a los asistentes a adquirir las competencias necesarias. Creas una lista de los beneficios que podría tener para ellos y para la organización calcular los impuestos correctamente, con cero errores y en el menor tiempo posible.
Por mi propia experiencia, la mayoría de las personas que se enfrentan a este tipo de situaciones optan por la alternativa a). Se centran en el contenido. Sin embargo, la respuesta más apropiada sería la b). Centrados en el participante y sus necesidades, deseos, preocupaciones, miedos, frustraciones y características. La opción a) está relacionada con la transmisión de información. El énfasis está en el formador. La opción b) nos lleva a la formación y a la transformación. El centro es el participante.
Basado en el desempeño
Si examinamos la mayoría de los manuales de los cursos de formación, probablemente encontraremos gran cantidad de información. Toneladas de contenido. La impresión es que cuanto más, mejor. Seguro que habremos dicho o escuchado alguna vez, “no tuvimos tiempo suficiente para cubrir todos los contenidos”.
Veamos qué escogerías si te enfrentaras a esta situación. Tienes un grupo de técnicos que deben aprender una nueva forma de diagnosticar los problemas de averías. Tu quieres que los técnicos…
- ¿Sepan sobre la nueva forma de diagnosticar averías?
- ¿Hagan su trabajo correctamente?
La respuesta obvia es “que hagan su trabajo correctamente”. Lo que queremos es que sean capaces de desempeñar su trabajo, independientemente de que sepan o hablen sobre ello. La primera alternativa nos lleva a una formación basada en los contenidos (saben). La segunda está basada en el desempeño (saben hacer, son capaces de actuar y alcanzar resultados verificables).
Por tanto, a partir de este momento, cuando abordemos una sesión de formación debemos repetirnos de manera constante que esté…”centrada en el participante” y “basada en el desempeño”.
Los esfuerzos centrados en el formador y basados en el contenido, llevan a la transmisión de información.
Centrados en el participante y basados en su desempeño, llegaremos a la formación y a la transformación.