En uno de los seminarios sobre cómo buscar trabajo que suelo impartir, coincidí con dos alumnos con muchas ganas de aprender y muy motivados por encontrar una oportunidad laboral.
Ambos se esforzaron en aprender las técnicas y las aplicaron con similar nivel de destreza. Los dos consiguieron pasar las primeras cribas en sendos procesos de selección y se enfrentaron a las entrevistas finales. Y ambos fueron rechazados.
Un de ellos, Juan, afectado por el fracaso, me trasladó la siguiente explicación sobre cómo había ido su entrevista:
“Siempre me pasa lo mismo. Me puse nervioso y lo estropeé todo. Soy un desastre. Todo lo que hago me sale mal”
La otra, Ana, también notablemente afectada, me escribió un correo dando la siguiente explicación:
“En esta ocasión no salió como esperaba. Probablemente habría otro candidato que encajaba mejor. Tengo que esforzarme más en practicar las partes de la entrevista que no se me dan tan bien”
Las personas pesimistas tienden a explicar sus tropiezos con frases que indican que el mal es permanente (“siempre pasa lo mismo”), personal (“es por mi culpa”) y global (“todo me sale mal”).
Las personas optimistas tienden a explicar sus fracasos con frases que denotan que el mal es temporal (“en esta ocasión”), no es personal (“la culpa es de los otros”) y específico (“esta parte no se me da tan bien”).
Las personas optimistas, que no pierden la esperanza y que persisten, tienen un 50% más de probabilidades de superar los contratiempos y conseguir su objetivo, a la hora de buscar trabajo, que aquellas que son pesimistas. Y la buena noticia es que podemos aprender a ser optimistas.
Reformula lo que te dices a ti mismo cuando te enfrentas a un rechazo. Y recuerda, es temporal (“en esta ocasión”), no es personal (“el entrevistador fue un borde y me puso nerviosa”) y es específico (“quizá deba practicar esta parte un poco más”).
¿Cómo te has sentido al ser rechazado? ¿Qué tipo de guiones o de pautas explicativas suelen resonar en tu cabeza?
[…] Mientras tengas esperanza todo irá bien. Mientras seas consciente de que las causas de tu situación son circunstanciales y específicas, limitarás el sentimiento de impotencia a ese momento en el tiempo y a la situación concreta que experimentas. Esto te permitirá desarrollar una mentalidad a prueba de bombas. […]